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Nací un 28 de febrero. No serás el primero ni el último en pensar o decirme que si hubiese nacido un día más tarde cumpliría cada 4 años. Pero no, ese año no era bisiesto.

 

Soy la hermana pequeña. Sí, la misma que no tiene fotos en álbumes familiares o que si con un poco de suerte tiene, estarán mal puestas en cualquier caja de cartón con olor a rancio y polvo viejo. A diferencia de mi hermana mayor yo era muy callada. Prefería observar y experimentar de todo lo que me rodeaba. Supongo que por eso pasaba largas tardes jugando en mi habitación. Nunca era demasiado tiempo para explotar mi imaginación.

Lo cierto es que poco cambié al ir creciendo. Siempre con pájaros en la cabeza. Mi madre se preguntaba constantemente hasta cuándo me duraría la edad del pavo. Mi padre no entendía mis "racionamientos" y, mientras yo era la noche mi hermana seguía siendo el día. Entendí entonces que poseía un cerebrito de extraterrestre y que algunos humanos jamás llegarían a comprenderme.

Ya con 17 años unos señores me obligaron a decidir mi futuro. Así que me propuse estudiar publicidad. Uno, porque no quería pasar toda mi vida haciendo lo mismo y dos, porque de alguna manera tenía que dar rienda suelta a esa imaginación. 

 

Los años de universidad fueron buenos. Mientras mi madre me preguntaba "Cariño, ¿cómo se llama lo que estás estudiando?" y mis amigos no sabían qué diablos hacía en esa carrera, los compis de uni eran un gran apoyo.

 

Sin embargo, ¿cómo íbamos a hacer creatividad en una carrera de Publicidad? Paradójico, ¿verdad? Pues así fue. Yo tampoco vi la creatividad por ningún lado. Así que después de 4 cortos años empecé a trabajar en un departamento de marketing y comunicación de una empresa IT. Todo iba bien, pero un día tomé una decisión y todo empezó a ir mejor. Y es que eso no era para mí, yo una vez me quería dedicar a la creatividad y no pensaba rendirme tan fácilmente. Así que hace 3 meses y con 26 años dejé un trabajo, me planté en Complot Escuela de Creativos y lo que empezaron siendo 3 meses van a acabar siendo 9. Ahora busco la manera de poder trabajar en algo que me hace feliz.

 

Si algo he aprendido gracias a mis largas tardes jugando es que los sueños se construyen con paciencia, esfuerzo y pasión.

 

Si te apetece comer aguacates o mirar vídeos de cualquier animalito escríbeme:

 

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